Hace justamente un año, por estas fechas, a finales de noviembre, estaba viajando a Cuba. Tenía muchas ganas de conocer este país del que tanto había oido hablar y leído. De pasear por La Habana, de ir a la «bodeguita del medio«, de beber mojitos, de hacer y vivir todas las cosas de lo que pensaba que era Cuba. Y no me defraudó, me fui de allí enamorada de los cubanos y de su país.

Además, y para darle más emoción al viaje, justo al amanecer de nuestro primer día allí, nos enteramos que había muerto el Comandante Fidel Castro. Así empezaba nuestra aventura por aquel país, viviendo codo con codo con los cubanos ese momento histórico. En la televisión no se hablaba de otra cosa, en la radio todo eran especiales sobre su vida e historia, y en la calle, más de lo mismo.  Si nuestro viaje duró 15 días, los nueve primeros coincidieron con el luto oficial que se declaró tras la muerte de Fidel.

Nuestro viaje comenzó en La Habana, fue a donde volamos y donde nos alojamos los primeros días. Fue allí donde descubrimos una ciudad sin música, sin fiesta, sin bebidas alcohólicas…. pero con mucho  mucho encanto. Paseamos por la ciudad, por el famoso malecón, por el Callejón de Hamel, una calle llena de representaciones artísticas, habana vieja etc… Me encantó. Creo que las primeras fotos que tiré fueron a los coches, normal, ver semejantes coches de los años 50 aún funcionando me parecía una pasada, ¡son tan bonitos!…. Menos mal, que nuestro vuelo de vuelta también era desde la Habana y a la vuelta volvimos a recorrer sus calles sin luto, porque si la primera vez me fascinó, la segunda me enamoró.

El resto del viaje lo pasamos recorriendo algunas ciudades, como Viñales, Cienfuegos, Trinidad, Santa Clara y Varadero y los alrededores de dichas ciudades. Nos movimos todo lo que pudimos en los 15 días que estuvimos, alquilar un coche fue una gran decisión aunque las carreteras no estaba muy bien pero vivimos mil aventuras. Las playas de los cayos a los que fuimos eran una pasada. Podría pasarme horas hablando de nuestro viaje pero lo que lo pretendo es hacer una «pequeña» introducción para enseñaros algunas de las fotos que hice, así que allá van.

A veces no hace falta irse muy lejos para visitar lugares tan maravillosos como el ahora archiconocido Caminito del Rey, ubicado en los términos municipales de Álora, Ardales y Antequera. El que se ha criado en Málaga, como yo, habrá escuchado mil historias sobre este emplazamiento que hace que aumenten las ganas de visitarlo.

Desde que lo rehabilitaron y abrieron al público en 2015, este camino construido sobre unas pasarelas de madera, no ha dejado de recibir visitantes.  Así que si estás pensando en organizar una visita, te recomiendo que lo planifiques con antelación ya que suelen agotarse rápidamente las entradas. En esta página, puedes consultar disponibilidades y comprar tu entrada. Yo no fui tan previsora y para el día que quería ir y tenía libre, ya no quedaban disponibles en esa página, pero sin embargo, pude encontrar entradas disponibles por esta otra. El recorrido de la excursión es de unos 8km que se recorren entre 3 y 4 horas, ya que se van realizando algunas paradas a lo largo del camino, en el que el monitor te cuenta algunos datos de interés sobre el lugar, cómo el por qué de la construcción, de dónde recibe el nombre de «Caminito del Rey» o cual es la fauna y flora del entorno. La nueva pasarela está construida sobre la antigua y en algunos tramos se deja entrever parte del antiguo recorrido.

Es una excursión muy bonita, ya que estás paseando por pasarelas adheridas a las montañas que forman el Desfiladero de los Gaitanes , a bastantes metros del suelo. ¡Las vistas son impresionantes!

En su tramo final, cuando pasas por el puente colgante, no mires al suelo si sufres de vértigo, ya que el suelo está construido de rejillas cuadradas que permiten ver el abismo a tus pies, y te puede llegar a impresionar como me pasó a mi.

Esta entrada debería haberla escrito hace mucho tiempo ya, pero por falta de tiempo y por motivos varios lo hago ahora. Además, hace poco me enteré, de que esta última edición del NOS ponía fin a lo que era una cita ineludible cada verano con este festival portugués. Sí, hace unos días, y motivados por la búsqueda incesante de alojamiento, decidimos  cambiar de festival y de ciudad. Me da mucha pena no asistir este año a este festival, o de cambiar Lisboa por otra ciudad, porque todos los festivales que he vivido en Portugal los he disfrutado mucho, pero si que es cierto, o a eso me aferro, es que viene bien cambiar y conocer otras cosas. Lo que no voy a permitirme es no pisar un festival este verano.

Volviendo al tema que da título a esta entrada del blog, paso a contaos mis sensaciones durante la celebración de esta edición del NOS.  Este año y como cabeza de cartel estaba Radiohead un grupo que me encanta y al que tenía muchas ganas de ver en directo, pero que sin duda ha hecho que el festival estuviera mucho más abarrotado de lo habitual, sobre todo el día que actuó este grupo. Era un verdadero infierno moverte de un escenario a otro, o si por algún casual te planteabas ir a la barra o al baño abandonando un momento a tus amigos,  la búsqueda después no iba a ser nada fácil. Yo lo he sufrido este año, cuando me tenía que escapar para tirar algunas fotos a los grupos y después regresar al punto donde había dejado a mis compañeros de festival. Pero bueno, este pequeño contratiempo no afectó en que disfrutara lo más grande del festival, dejándome la voz cantando o bailando como su no hubiera mañana. He visto grupos como PIxies, The Chemical Brothers, M83, José González…

Os dejo con algunas fotos de esta décima edición del NOS, y con este enlace de la revista Staf Magazine con una pequeña reseña musical del festival.

Hoy comparto con vosotros las fotografías que tomé en el puente de Andalucía de este año, sí, lo sé, hace ya unos cuantos meses pero revisando y poniéndome al día con mis fotos me he dado cuenta de que estas fotografías estaban abandonadas en una carpeta de mi ordenador.

Ese puente lo pasé en familia en Faraján, un pueblo de la serranía de Ronda del que ya os he hablado en alguna otra ocasión. Y como no puede ser de otra forma, mi cámara suele siempre acompañarme en este tipo de viajes. Las condiciones climatológicas para ese puente no eran nada buenas, de hecho, daban nieve en algunos puntos de la serranía. Ya por el camino nos encontramos con algunas montañas nevadas que inmortalicé en alguna de mis fotos.

El fin de semana largo dio mucho de sí, estuvimos en una fiesta de disfraces para los más pequeños con motivo de los carnavales, nos dimos una vuelta por Ronda, disfrutamos de muy buenos momentos culinarios en nuestra casa del pueblo, paseamos por los alrededores y nos reimos mucho.

Hoy,  viendo la vuelta ciclista a España, he recordado el viaje tan bonito que hice esta semana santa a Asturias. Y me he puesto a seleccionar algunas de las fotos que hice para enseñaos en esta entrada.

La excusa del viaje era juntarnos algunos primos y recorrernos la geografía Asturiana. Nos alojamos en una casa rural cerca de Villaviciosa, ciudad natal de nuestra abuela, y desde allí nos fuimos moviendo.

Nuestra primera parada fue el Mirador del Fitu, pasamos de casualidad al coger una carretera equivocada aunque estaba en nuestra lista de cosas que visitar. Así que nos paramos a contemplar las maravillosas vistas que había desde allí y a hacernos las fotos de rigor.

Donde verdaderamente queríamos llegar es a una localidad llamada Arriondas, a hacer el descenso del Sella. Esa fue nuestra segunda parada. Allí alquilamos unas piraguas y bajamos el río navegando. El día amaneció muy bueno, y no pasamos mucho frío en la bajada. El paisaje me pareció brutal, y a lo largo de la bajada había algunas paradas en las que podías detenerte a descansar mientras disfrutabas de una sidra bien fresquita. Muy bien pensado.

Como última visita del día, fuimos a visitar Lastres. Una vez allí,  subimos al mirador de San Roque y desde allí nos dimos un paseo por una ruta que había cerca del mirador.

Al día siguiente decidimos visitar Bulnes, una pequeña localidad a la que únicamente se puede acceder por funicular o a través de un sendero caminando. Y el Funicular fue construido en 2001. Es un lugar precioso en pleno Picos de Europa, las casas son todas de piedra y tiene un riachuelo que atraviesa el pueblo donde algunos restaurantes tienen mesas puestas para comer junto a él. Allí comimos maravillosamente. Las fabadas no faltaron en nuestra dieta diaria, y los quesos tampoco.

Nuestra tercera etapa del viaje comenzó en Cudillero, por el que estuvimos paseando y pasando la mañana. A comer nos fuimos a Gijón donde fuimos a probar ” La mejor Fabada del mundo 2015” Estaba increíblemente buena, y de ahí salimos rodando. Para bajar la comida, nos fuimos a pasear por el paseo marítimo de la playa de San Lorenzo. Pero la caminata no duró mucho porque empezó a diluviar, así que hicimos alguna compra y nos fuimos a nuestra casa a descansar.

Para el cuarto día dejamos la visita de Cangas de Onís. Allí pasamos la mañana en un mercadillo donde vendían casi de todo.  compramos fabes a granel de diferentes tipos y un buen surtido de quesos.  También compramos algo de picoteo para comérnoslo en los Lagos de Covadonga. Todavía no se había derretido la nieve del todo y el paisaje era precioso. La última vez que subí no había ni una gota de nieve, aunque había una basta manta de niebla que no me dejaba ver mucho más allá. Después de comer, nos fuimos haciendo una excursión por una ruta, del lago Enol al lago Ercina. A nuestro alrededor sólo había montañas y nieve. lo que hacía que hubiera unas vistas alucinantes.  Para finalizar el viaje y el día, nos fuimos al Puerto de Tazones a pegarnos un pequeño homenaje.

Genial esta pequeña escapada de cuatro días, nos dejamos cosas por ver, pero así tenemos otra excusa para volver. No es la primera vez que la visito ni será la última.

En esta entrada os recopilo algunas de las fotos que hice en mi viaje a Tailandia. Parece que fue en un pasado muy lejano pero fue hace un par de meses o tres cuando me encontraba recorriendo el país. Ha sido una de las mejores experiencias de mi vida, viajar siempre es una aventura, pero si encima te vas 17 días, 6 amigos y sin apenas tener planificado el viaje las probabilidades de convertirlo en una maravillosa experiencia que siempre recordarás se multiplican. Lo único que teníamos claro era la ruta. Llegaríamos a Bangkok, nos dirigiríamos a Chiang Mai al norte, y después bajaríamos al sur a disfrutar de sus playas. Reservando algunos días al final para hacer compras en Bangkok.

Bangkok fue lo primero que visitamos nada más aterrizar. Visitamos lo que nos dio tiempo en 2 días y una noche que pasamos: barrio chino, Kaosan Road, viaje en barco por el río Chao Phraya, visitar el Gran Palacio (por fuera), darnos todos los masajes que estuvieran en nuestras manos, comer en puestos callejeros, montarnos en Tuk-tuk … Tras esta breve estancia en la capital nos subimos a Chiang Mai en unos autobuses VIP aprovechando la noche para viajar. Nos hubiera gustado ir en un tren cama que era lo que recomendaba todo el mundo, pero nos quedamos sin billetes, ya que nuestra estancia en Chang Mai la hicimos coincidir con  el festival Yee Peng (o fiesta de los farolillos ). De todas formas no viajamos nada mal en esos autobuses, eran bastante cómodos, teníamos televisión individual, nos dieron almohada, manta y un pequeño aperitivo. Y lo mejor de todo pulsabas unn botón y el asiento te daba un pequeño masaje con sus vibraciones.

En Chiang Mai, experimentamos eso de estar en plena naturaleza, sin electricidad, ni 3G, ni agua caliente gracias a un excursión de 2 días y una noche que contratamos. En esos días paseamos en elefantes, hicimos rafting, dormimos en una cabaña en un pequeño poblado en medio de la nada y paseamos por unos senderos que nunca me podría haber imaginado. Nos vino bien pasar estos días y desconectar de las frenéticas visitas a templos, que prácticamente hay uno en cada esquina. El festival Yee Peng es otra de las cosas que me dejó maravillada, millones de farolillos lanzandose al cielo desde distintos puntos de la ciudad. Cuando alzabas la vista y veías la estela que dejaban en el cielo se te ponían los bellos de punta. Nosotros nos compramos nuestros farolillos también.

Otra parte importante del viaje, fueron las playas donde estuvimos al sur del país, y las excursiones que contratamos estando allí. Las caras de felicidad que llevábamos en el barco rumbo a las islas Phi Phi lo decían todo. Encontramos hotel nada más bajarnos del barco y lo primero que hicimos tras soltar las cosas en la habitación fue pegarnos un baño en las aguas cristalinas, cálidas y de arena blanca de sus playas. Desde allí nos llevaron en una excursión a la playa de Maya Beach, famosa por ser  donde se rodó la película de «La playa», hicimos snorkel. Después nos mudamos a Koh Lanta, otra isla un poco menos turística que la anterior y mucho más tranquila. Desde allí contratamos un tour por las 4 islas de un día que fue espectacular. Uno de los mejores atardeceres de mi vida los he visto en esta isla.

El final de nuestro viaje se lo dedicamos a las compras en Bangkok. Visitamos un montón de mercadillos tanto nocturnos como diurnos, y varios centros comerciales. El mercado que más me impresionó por lo grande que era fue el de Chatuchak, de hecho es el más grande de todo Tailandia. Para verlo entero necesitas al menos una semana jejej.

Las anécdotas son tantas que no terminaría este post nunca, y no me gusta demasiado escribir, así que mejor ver un pedacito del viaje a través de mis fotografías.

Es el mayor campo de concentración nazi creado al comienzo de la segunda guerra mundial. En el murieron mas de 1 millón de personas, en su mayoría judíos, durante la guerra. A algunos los mataban nada mas llegar y a otros los obligaban a trabajar hasta su muerte. Un lugar en el que se te ponen los pelos de punta nada más pasear por allí mientras un guía te va contando aterradoras historias. Un trozo de nuestra historia.

Las fotos son del 2012, fruto de un viaje a Polonia.

Durante los días 9,10 y 11 de Julio se celebró en Lisboa el festival NOS Alive. Y como el año anterior lo pasamos tan bien, este año decidimos volver, no sin antes comprobar la lista de grupos confirmados para esa edición.

En esta ocasión, gracias a una amiga y a la revista Staf Magazine, conseguí un pase como fotógrafa que me permitía disfrutar de algunos privilegios. Uno de ellos era la de fotografiar a los artistas desde el foso de los escenarios, durante las tres primeras canciones. También teníamos acceso a una zona VIP para prensa. Dentro,  en un monitor, aparecían los horarios de los conciertos de cada uno de los escenarios y por dónde se accedía a los fosos. En esta zona también había una terraza con mesas y sillas con vistas al escenario principal donde podías descansar mientras te tomabas algo de comer o de beber, o esperar para ir al siguiente concierto. Yo la verdad que disfruté lo justo de esta zona, pues a parte de hacer fotos a los grupos, también quería disfrutar del festival.

El mejor escenario para hacer las fotos sin duda y como era de esperar, era el principal. La zona habilitada para los fotógrafos era bastante grande por lo que no tenías que preocuparte de tapar a nadie. Además la luz que había en el escenario te permitía hacer las fotos sin demasiada apertura ni ISO alta, aunque claro, supongo que la iluminación de cada concierto dependía de cada grupo. Pero a mi me resulto más fácil hacerlo en el escenario principal que en cualquiera de los otros 2 a pesar de ver diferentes conciertos en cada uno de ellos.

Empecé fotografiando a Alt-J, un grupo al que tenía muchísimas ganas de ver en directo y en el que se me pusieron los pelos de punta al tenernos tan cerquita. Las 3 canciones pasaron rápido y pude seguir disfrutando del concierto mezclada entre el  público. Ese día actuaba Muse y hubiera estado genial fotografiarlos pero solo podían hacerlo algunos de los acreditados como fotógrafos. La mayoría era medios gordos como cadenas de  tv.

                              Alt-J

Otros de los artistas a los que fotografíe fueron:  Mumford & Sons, Future Islands, Sheppard, Mogwai o Róisín Murthy.

Mumform & sons

Róisín Murthy

Sheppard

Future Islands

Mogwai

El resto de grupos los ví desde el publico siempre  con la cámara a la espalda por si llegaba a tiempo al concierto para poder acceder al foso. Pero con la de gente que había, lo que tardabas en desplazarte y que algunos conciertos empezaban sin que terminaran los anteriores en otros escenarios al final los pillaba empezados.

Es un festival bastante cómodo, bien organizado, limpio, con sobrado número de opciones en lo referente a la restauración y además está en Lisboa.  Si te organizas bien, puede darte tiempo a descansar antes de los conciertos en alguna playa cercana a la ciudad o incluso a hacer turismo. Nosotros el primer año nos decantamos por la primera opción y este año por hacer una visita al Museo Berardo de arte contemporáneo, situado en el Barrio de Belem. Este museo recoge numerosas obras de arte moderno y contemporáneo haciendo un recorrido por los mayores movimientos artísticos del último siglo: surrealismo, pop art, minimalismo…

No se que me deparará el futuro al año que viene, pero si puedo repito seguro. Os dejo con algunas fotos más del festival.

Todo el mundo tiene un lugar donde ha pasado muchos veranos de su vida en familia, yo tengo el mío, mi pueblo, Jaca. Desde que tengo uso de razón he pasado allí todos mis veranos y todas mis navidades. Allí es donde nos reunimos toda la familia. Jaca me ha visto crecer, y yo también he visto como Jaca cambiaba poco a poco.

Como cada año mi visita a esta localidad de los pirineos tiene fecha, y próximamente recorreré de nuevo sus calles, degustaré sus ricas tapas, me bañaré en alguna poza y quizás haga alguna excursión por el campo. No sé, hay mil cosas que hacer y pocos días los que estaré pero lo que es seguro es que me lo voy a pasar genial, y me va a venir bien huir del calor del sur.

A finales de febrero visité por primera vez el desierto de Erg Chebbi,  situado a los pies del pueblo marroquí de Merzouga. Nos alojamos en un albergue a las puertas del desierto y desde allí realizamos diferentes excursiones por la zona. Atravesamos el desierto en 4×4, surfeamos sus dunas en tablas de surf y subimos a la cima de unas de las dunas en camellos para disfrutar de una preciosa puesta de sol.

Una aventura única e inigualable y 100% recomendable.

Uno de los primeros días, en nuestro viaje hacia Merzouga, hicimos parada en un mirador donde se podía apreciar el gran palmeral del pueblo de Aoufouss y sus casitas de adobe.

Otra de nuestras paradas fue Erfoud, donde comimos, paseamos por sus calles  y visitamos las canteras de fósiles donde vimos donde trabajaban los fósiles.

Contemplamos las vistas desde el mirador de Rissani.

Volvería a repetir este viaje con los ojos cerrados, pero con unos cuantos días más.